“… Se está gestando un movimiento… un ordenamiento para
tener una semana de la moda… “
Fueron las palabras de Pato Moreno al comienzo de SFW. Una
evolución importante ha tenido el evento desde sus comienzos, hoy tiene de su parte
ser un evento concurrido, pulcro y profesional. La fiesta celebrada antes en el
Centro Cultural del Palacio de La Moneda hoy disfruta de un espacio generoso y
cómodo en el sub suelo de Centro Parque, en el corazón del Parque Araucano.
Nicanor Bravo, Modalab, Claudio Paredes, Maria Eugenia
Couture, Benito Fernández y Paulo Méndez fueron los convocados para el primer día
de celebración de la moda local.
Purista, honesta y profundamente personal fue la colección
de Claudio Paredes. Con un dialogo que tendía a lo profundo, el sr. Paredes
concibió una colección llena de emociones contenidas. Su referente, “Alicia en
el País de las Maravillas” sin esa idea absurda y grotesca del cuento de Carroll, sino más bien centrado
en el extracto conceptual de la obra. Terminaciones impecables sobre paños lana y gabardinas. Conjuntos monocromos hablaban de la rigidez que enfrenta el
diseñador frente a cada colección. Metódico y lúcido, la labor del sr. Paredes
es contar historias, engancharse de un concepto y tomarlo como referente. Su
relato habla del tiempo y de la intimidad... virtuosa idea cuando tu propuesta
se basa en una mirada asexuada de la indumentaria. Si la colección presentada
por Claudio Paredes es un dialogo, solo esperamos seguir esta conversación hasta
más allá del desfile de cada temporada.
La moda es de aquellos hitos que representan el momento
actual, la realidad local, el pensamiento lógico de cada diseñador sobre su
entorno, la capacidad de transmitir ideas y emociones... Todo eso, muchas
veces, sobre una pasarela y con banda sonora, sin embargo lo que hizo Paulo Méndez
con su línea 2PM en el cierre del primer día de Santiago Fashion Week , es moda
y mucho más.
Contestataria, irónica y agresiva, pareciera ser poco
usable, poco pulcra y desordenada… misterio que se devela en cuanto la pasarela
comienza a llenarse de pequeñas piezas que terminan por componer una colección
aguda y potente, donde el diseñador hace un descarnado análisis al momento
actual del estado de la moda y pone en énfasis una nueva e inteligente belleza.
Cuan ninfa perseguida, como fuesen las modelos de Galliano en
el 94, abrió el desfile el performer Franco Barría con un maquillaje que
delataba el devenir de la colección. Siluetas enfocadas en la cintura, con
materiales roídos algunos, brillantes como si fuesen nylon, otros. Materiales
degradados y otros profundamente dignificados (como el abrigo en el poliéster de
la tela de buzo) y reconvertidos y estructurados en nuevas prendas. Poliésteres
entretelados daban una sensación de neopreno a simple vista, sin embargo, el
trabajo era un tanto más complejo.
Una colección tan urbana como under. Edgy hasta la médula,
en sus estampados evidenciaba el homenaje póstumo a Hija de Perra y al Divino
Anticristo. Lo que el diseñador no dimensiona, quizá, es el valor icónico que
entrega a esta colección y eso sucede por el dialogo con esa realidad
desechable que hace única a las periferias tanto sociales y culturales.
Del primer día de SFW nos queda aquella sensación expectante
que es parecida a cuando va a empezar un recital, todos los detalles se hacen
vanos cuando sobre la pasarela hay un trabajo real, crítico y altamente
recordable.-
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