miércoles, 1 de julio de 2015

Está muy de moda


Están de moda esos chalecos, sin mangas, de piel sintética, imitación de diferentes animales y prints que van desde el ocelote al zorro cumpeo pasando por el coipo, astracán y hasta leopardo purpura. Están de moda esas boletas ideológicamente falsas y su hedor que paraliza hasta el más lejano junior de oficina de contadores. Están de moda los collares vistosos y desde ya, hace rato, el revival de la bisutería pomposa. Está de moda que, entre los pilares que sostienen la justicia se cuelen criminales y pillos con vínculos políticos, económicos, históricos. Están de moda los maxi abrigos hasta la rodilla, mangas sueltas y sisa botada. Está de moda que las farmacias reciban castigos nimios ante sus engaños, su usura y su frialdad. Se puso de moda la plataforma de madera, muy argentina por lo demás, en botas de cuero gastado con hebillas, borlas y tirantes. Se puso de moda estar en contra del gobierno, hablar de la Gorda, de la araña de Rincón, del galán rural, de la vieja culiá, del maricón culiao, de la gente culia, del gobierno culiao, del país culiao y un largo etc. Se puso de moda, entre los hombres, usar esa segunda capa debajo de los shorts, como una panty de invierno con zapatillas fluor o negras… sin colores medieros. Está de moda no llevar al vecino en tu auto, aunque vayas sólo y seguir alimentando el bowl de smog en que se ha convertido Santiago. Se puso de moda para esta temporada el color rosado pálido, los pasteles de amarillo y algunas tonalidades malva en chalecos de angora, polerones de neopreno y en los ya mencionados maxi-abrigos. Está en auge y desde ya hace tiempo, desmantelar la educación como estuvieron de moda los Boyfriend Jeans, esos pantalones over sized que se veían increíbles rasgados, cortados, lijados, deshilachados. Así mismo la educación, rasgada, cortada, lijada y deshilachada… el resultado es diferente, porque hacer eso con el alimento conceptual de un país es terrorismo de estado.
Phoebe Philo puso de moda con Celiné los agujeros en la ropa, a modo de ver sub capas que nos vestían. Rick Owens hizo lo mismo con el falo y lo apodaron “Dick Owens”, por ahí Anthony Vacarello perfiló los ángulos en tops, blazers y minis. Y Jacquemus deconstruyó, de manera infantil, prendas de uso diario. Acá la política hizo lo contrario con la sociedad y sus movimientos, los agujeros se volvieron marañas inaccesibles y que, escarbando se encontraron con las manos de sus pares. Como respuesta a Owens y Philo fueron tapando, tapando, tapando… como un tímido outfit de Comme des Garcons. Ablandó sus decisiones, lo contrario a lo que hizo Vacarello para Versus de Versace y la simpleza e ingenuidad de Jacquemus fue contrastada por la desidia y la perfidia de una casta de políticos inescrupulosos herederos, como Luciano Brancolli, de la dictadura.
Sarah Jessica se hizo de rostro de Ripley y vaya como es de irónico el circuito. Contratar de rostro a una actriz cuya carrera está tan muerta como el sistema que sostiene el retail y el consumo masivo. Y vamos recordando a Sex and the City y las chiquillas que la veían comiendo pan en su pieza, sintonizando el programa doblado en La Red. Esas mismas están felices de usar las mismas capelinas que Sarah Jessica. Y van los productores, diseñadores, mercenarios del gusto, alumbrados y adictos a las selfies devorando redes sociales, espacios públicos, gigantografias, panfletos, folletos, catálogos nunca hojeados… Como la columna que Carrie escribía y que aparecía anunciada en una micro neoyorkina.
Y la moda está ahí. Mostrándonos una realidad en un subtexto propio. Llevando un guion como Rayuela de Cortazar. Con dos lecturas. O tres… Y escuchas hablar de la moda y no sabes que es lo que es realmente. ¿Qué está in? ¿Qué está out? Porque el sistema somos todos y todos lo sostenemos y tarde o temprano, como toda moda, pasará y será cíclica porque los procesos sociales no se detienen y la moda es social. Y la tecnología descubre nuevas conexiones, nuevas fibras, nuevas interfaces y la moda es resultado de procesos artesanales y tecnológicos, como el lenguaje, como la información. Y las culturas se montan las unas a las otras, se embarazan, se abortan, se reproducen, se casan y divorcian… Y la moda es un aparato cultural que nos muestra en tiempo real lo que sucede a nuestro alrededor, no como el arte… eso es otra cosa. Y la política, que es ese cumulo de decisiones que se toman en pro del colectivo, que es aquella que estructura y reestructura la sociedad y que se minimizó a un gobierno y un parlamento que, contrario al sistema, no lo sostiene nadie más que los poderes facticos. De esa política más pura nos olvidamos que el primer acto público al que nos enfrentamos a diario, es por ejemplo, salir vestidos a la calle, esa última capa humana se transforma en un argumento o en una respuesta porque vestirse es un acto político y la política es moda pura.
Por eso mismo, que tu polera cueste $2.990, no significa que una marca o una tienda te esté haciendo un favor, el favor te lo está haciendo un chino, al otro lado del planeta, con una máquina de coser que no se detiene, con un presidente comunista en un país que contamina como ninguno… pero eso ocurre allá, en otro lado, acá solo pasas la tarjeta y te olvidas de todo lo que simboliza lo que andas trayendo puesto